La gente habla de «buena suerte» cuando encuentras un trabajo que encaja con tus valores, propósito y fortalezas, y de «mala suerte» cuando no es así.
Yo prefiero pensar que la «buena suerte» se la trabaja uno durante el proceso. No podemos ir a una entrevista como «pollo sin cabeza», sino a generar una conversación «de ida y vuelta» donde ambas partes busquen la información que necesitan para tomar decisiones.
Aquí van unas preguntas del entrevistado al entrevistador que podrían ayudar con esa labor de exploración:
1. ¿Cuáles son los 2-3 valores que determinan cómo se toman decisiones en la compañía? ¿Tienes algún ejemplo reciente en el que los hayáis puesto de manifiesto?
2. ¿Qué 2-3 fortalezas clave requiere esta posición? ¿Tú sientes que aplicas tus fortalezas todos los días en tu trabajo?
3. ¿Qué proyecto de carrera puedo esperar a 5 años? ¿Cómo te ha ayudado a ti la compañía a llegar a tus objetivos?
4. ¿Qué acabó pasando la última vez que tu responsable no estuvo de acuerdo con tus ideas / manera de hacer las cosas?
De esta forma, cuando tus amigos hablen de tu “buena suerte”, tu podrás hablarles del trabajo que hiciste por aprender sobre la empresa, sus objetivos y su cultura ANTES de aceptar la oferta.