Nuestra carrera profesional en 10 años será muy diferente a la que hoy tenemos en mente. Los mantras del siglo 20 ya no sirven. Toca «desaprender para volver a aprender» a un ritmo al que no estamos acostumbrados.
McKinsey dice que, para 2030, un 14% de la fuerza laboral mundial (375 millones de personas) podría verse obligada a aprender nuevas habilidades y embarcarse en transiciones profesionales hacia nuevas ocupaciones debido a la automatización, la disrupción digital y la inteligencia artificial.
Ojo, porque en países desarrollados como USA o Japón, este «reskilling» podría afectar a entre el 30% y el 50% de sus trabajadores.
La disrupción aprieta pero también nos echa un cable: ahora podemos aprovecharnos de un sector educativo en plena revolución.
Se me ocurren alternativas como ThePowerMBA, con contenido de rabiosa actualidad donde aprendes directamente de fundadores de éxito, o Google, que anunció en julio certificaciones propias en gestión de proyectos, data analytics o UX a través de Coursera por $49.
Y hay más: Google ha decidido que estos cursos valgan igual que un grado universitario de 4 años en sus procesos de selección.
Nunca ha sido tan fácil ni tan barato invertir en nosotros mismos. Y nunca lo hemos necesitado tanto.